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Conóceme

¿Para qué soy terapeuta?

Después de los tres años de formación experiencial que exige la formación en Terapia Gestalt además de los años de terapia individual y las formaciones complementarias unidas a mi búsqueda y experiencias en el ámbito de lo espiritual  se puede decir que mi conexión con mi esencia y mis necesidades reales han ido progresivamente en aumento.

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Esta conexión me facilita sentir como tanto mi bienestar como mi energía se expanden y multiplican cuando me coloco al servicio de otras personas desde una mirada atenta y amorosa, desde el respeto hacia el otro/a, una actitud humilde y el cuidado a las necesidades propias y ajenas.

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Mi interés fundamental en el ámbito de la terapia es el de poner mi presencia, conocimientos y experiencia  al servicio del bienestar y la salud tanto individual como colectiva.

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Entiendo que en el oficio terapéutico son claves la escucha interna y externa así como la confianza en el proceso. Es un acompañamiento, un apoyo a la persona.

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Entiendo la vida como un proceso continuo y el rol del terapeuta como una figura facilitadora de sostén, de un espacio seguro donde poder ser, donde poder crecer.

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La curiosidad hacia la condición humana y el misterio que esta entraña, el afán de servicio, la fe en las capacidades individuales y colectivas, la creencia en la interdependencia de todos los seres vivos y sobre todo la confianza en que todas las personas estamos llamadas a encontrar nuestro camino de paz, son algunos de los factores que  me impulsan a seguir creciendo personal y profesionalmente.

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Amparada en este oficio que considero imprescindible en este mundo globalizado, en esta sociedad individualista que conformamos. Confío en facilitar el apoyo necesario para que las personas, que así lo desean, puedan habitarse plenamente en el momento presente, desde la consciencia y la responsabilidad sobre sus propios actos.

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El camino que he recorrido para llegar aquí

Mi experiencia vital ha estado siempre marcada por el trato y el servicio a las personas, ya desde niña procuraba atender a los/las demás y acogerles en momentos de tristeza, desesperanza o soledad.

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A los 16 años fue mi primera toma de contacto con el mundo de la salud mental. Me inicié como voluntaria en una conocida asociación de discapacitados psíquicos en Mallorca. Al cumplir la mayoría de edad pude empezar a trabajar como cuidadora en algunas de las viviendas tuteladas de las que esta asociación dispone.

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Para disgusto de mi familia , los estudios reglados convencionales no me interesaban en aquel momento. En cambio disfrutaba de la vivencia, del contacto real con personas, me sentía cómoda.  

Simultáneamente me formé como auxiliar de enfermería en una especialidad en salud mental y toxicologías. Las prácticas fueron en el psiquiátrico de Palma. Fue una experiencia abrumadora en muchos sentidos Tenía en aquel entonces 19 años, a pesar de mi entusiasmo la falta de experiencia vital y de maduración personal llegados a cierto punto se hicieron evidentes.

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Así es que decidí cambiar de rumbo y como el trato con las personas me apasionaba fue fácil encontrar trabajo en otros sectores. Fueron años de abundancia en lo económico y también de un ritmo de vida acelerado y estresante.

A pesar de ello mi vida en aquel momento era aparentemente envidiable, era una mujer joven, tenia dinero, pareja estable, un buen trabajo con favorables perspectivas de futuro.

Por lo que fue sorprendente para todo mi entorno, incluida yo misma, después de repetidas  y angustiosas crisis de pánico ser diagnosticada a los 25 años de trastorno de ansiedad generalizada.

Aquel malestar cambió mi perspectiva de vida para siempre. Busqué ayuda e inicié  tratamiento con la psicóloga clínica Alicia Amengual, que finalizaría aproximadamente tres años después.

Fue una época especialmente dura, para atravesar aquel sufrimiento era necesario  hacer una revisión de lo que me estaba sucediendo, de lo que me hacía bien y de lo que no.

Me di cuenta de que mi vida era exactamente como yo había percibido que los otros, mi jefe, mi pareja, mi familia, la sociedad... esperaban que fuera.

Tanto me había esforzado en conseguirlo que ni siquiera se me había ocurrido averiguar que es lo que yo quería que mi vida fuera.

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Era necesario tomar decisiones, tomar las riendas y hacer cambios.

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Así es que con la ayuda de la terapia fui recobrando las fuerzas y dando los pasos necesarios para tomar una nueva dirección.

Empecé  poco a poco a poner límites en mis relaciones laborales, de pareja, familiares, de amistad...dejé mi trabajo y comencé a estudiar.

Mi familia se ha dedicado durante varias generaciones al sector del Turismo por lo que en aquel momento me pareció buena idea estudiar la carrera.

Mientras tanto alternaba trabajos temporales, sobre todo en hostelería que me permitieron estudiar, viajar y trabajar simultáneamente.

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La inestabilidad laboral y económica, una falta de objetivos claros y definidos y ciertas dificultades en lo personal me condujeron a otra gran y profunda crisis existencial.

Me sentía completamente desorientada.

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Había conseguido averiguar, a grandes rasgos, lo que no quería en mi vida pero no tenia ni idea de lo que si quería en ella. La psicología convencional me había ayudado en su momento pero ahora necesitaba otro tipo de ayuda. Buscaba una guía, una visión integral de mi existencia que me ayudara a darle un sentido.

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En aquel momento la Terapia Gestalt se cruzó en mi camino. Hacía ya años que había oído hablar de este enfoque psicoterapéutico pero no sabía ni en que consistía exactamente ni como podía ayudarme, así que decidí averiguarlo experimentándola.

Participé en un taller demostrativo de técnicas gestálticas en un encuentro que se organizó en la isla en 2012.

Una simple dinámica de contacto auténtico me devolvió la esperanza.

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Tenía 30 años, me sentía rota por dentro y aquel día tuve la suerte de reconocer la herramienta con la que reconstruirme y al mismo tiempo descubrí mi vocación.

Para sostenerme económicamente en los últimos años trabajaba en el negocio familiar y a temporadas en hostelería mientras solapaba mis años de terapia individual y formación en Gestalt.

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Tomo consciencia de mi propio cuerpo y a través de él de mis emociones gracias a la terapia, la danza, la meditación, la respiración y el yoga entre otras técnicas y disciplinas.

La introspección, la búsqueda de mi propia espiritualidad, de mi propia voz, la expresión creativa y la confianza en los caminos hacia mi corazón y mi alma me han facilitado con el tiempo una actitud reposada,  un ritmo de vida más sosegado.

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Se puede decir que en mi recorrido vital he dado muchas vueltas, me he equivocado muchas veces, he atravesado generosas cantidades de sufrimiento psíquico y emocional.

Metafóricamente hablando, he muerto y he renacido en varias ocasiones y me siento afortunada de poder decir que, al menos hasta el día de hoy, he encontrado siempre el camino de vuelta a casa.

Lo que soy y lo que he aprendido es lo que ofrezco amorosamente en mi entorno personal y profesional.

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Mi propósito vital es el de poner a disposición y beneficio de los individuos y de la sociedad mis capacidades, conocimientos y experiencia.

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Aho Mitakuye Oyasin ,

(oración del pueblo Lakota Sioux que invoca la unidad y armonía con todas las formas de vida.)

 

Dónde y con quién me he formado

 Terapeuta Gestalt formada en el Aula Balear de Gestalt,

bajo la dirección del terapeuta gestáltico y fundador de la escuela Frederic Suau Vidal, y tutorizada por la psicoterapeuta gestáltica Magdalena Verd Ferrer.

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Miembro adherente de la AETG Nª 3919.

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Formada en instrumentos de áreas artísticas: movimiento, artes visuales, danza, teatro y poesía para el enriquecimiento de la práctica profesional a través del Postgrado en "Cuerpo y ArteAlas Bcn, dirigido por Andrés Waksman y Susana Estela.  

También en el uso de la voz, el sonido y el canto libre en la terapia y en la relación de ayuda del Instituto Kantha dirigido por Rosa Medina.

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Actualmente, es el psicoterapeuta gestáltico Paco Jaume Coll quien paciente, atenta y generosamente acompaña mi proceso de crecimiento personal. Y  es el grupo de supervisión para profesionales dirigido por la psicóloga, sexóloga y terapeuta gestalt Ruth Arias quien da sostén a mi labor profesional.

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Tanto mi estilo como mi presencia terapéutica se han ido forjando a lo largo de los años gracias a la impronta de mis  maestros/as y a las muy distintas disciplinas en las que, en menor o mayor medida, me he involucrado: la danza flamenca con Cristina "La Pitita", la danza contemporánea con Maria Antònia Oliver; la práctica de yoga Iyengar con Esther Cayetano; las enseñanzas en el centro budista tibetano Rigpa Mallorca, así como las de la Pregària del Cor  amorosamente guiadas por Maria Gener y por último las enseñanzas del pueblo Lakota Sioux de la mano de la tristemente fallecida Mercè Tort.

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Así como también debo agradecer el  aprendizaje en la fundación Proyecto Hombre, y por supuesto a sus usuarios/as, por permitirme acompañarles, en servicio voluntario, en uno de sus grupos residenciales a través de talleres de contacto y movimiento.

 

 Honrada y agradecida por la ayuda y provechosos conocimientos que todos ellos/as me han transmitido, brevemente en algunos casos y a lo largo de los años, en muchos otros.

"Una ola tiene derecho a vivir su vida como una ola, pero también debe aprender a vivir su vida como agua porque no es solamente una ola. También es agua, la verdadera naturaleza de la ola." Thich Nhat Hanh. Monje budista zen

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